Si en una publicación anterior hablábamos de los beneficios del uso de los juegos de rol como herramienta de aprendizaje y enseñanza, este es el momento de ver cómo y cuándo tenemos que hacerlo.
Partimos siempre de la premisa de que cada grupo de alumnos es un mundo; puede que lo que funcione en 3ºA no funcione en 3ºB, así que no desesperes. Simplemente es cuestión de probar y de adaptar la forma de jugar a tu grupo. No solo sucede esto cuando se usan los juegos como base para el aprendizaje, también ocurre cuando se juega sin ningún otro objetivo que el entretenimiento. Recuerda siempre que cada persona es diferente y, por lo tanto, tendrá ideas distintas y pretenderá hacer las cosas de una determinada manera.
Teniendo esto en cuenta, nuestro primer consejo es que seas flexible. Adapta el juego a tu grupo y si una norma no funciona, cámbiala o elimínala. No dejes que eso afecte a la partida. Tú eres el narrador o la narradora, es tu historia, pero escucha a tus protagonistas.
¿Y el resto de consejos? Aquí te los resumimos.
Comencemos por el principio, ¿qué es esto?
Si nuestros alumnos no saben qué es un juego de rol, lo primero es explicarles de qué se trata y en qué consiste. Asimismo, también sería interesante exponerles algunos de los conceptos más utilizados en la jerga rolera, como PNJ, máster o d6. ¿Que no conoces estas palabras? Bueno, nadie nace sabiendo, hemos pensado en todo y hemos incluido un glosario en el libro de Metrópolis, el juego de rol.
¿Y cómo se juega?
Tenemos que explicar el sistema de juego. No importa que en nuestro grupo de jugadores no haya expertos en el rol, hay sistemas de juego que se adaptan a muchos niveles. Este es el caso del sistema en el que se basa Metrópolis, el juego de rol, el sistema heroico; es fácil, sencillo y flexible.
¿Dónde se juega?
En este caso, el contexto sería la propia ambientación del juego, pero puede que esta sea flexible en cuanto a la época en la que se sitúa o que podamos trasladar a ella hechos históricos o personajes relevantes. Nuestro juego presenta dos escenarios, el primero de ellos tiene lugar en 2020, por lo que podríamos aprovechar para hablar sobre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, y todos aquellos hechos que no han tenido lugar debido a la distopía. De cualquier forma, no es necesario en este punto detallar todo al milímetro, es más, habrá algunos hechos o personajes que puedes ir descubriendo durante la narración de la partida.
¿Quiénes juegan?
Como sabes, en un juego de rol hay una máster o directora de juego, eres tú, y una serie de personajes representados por los jugadores. Podríamos asignar personajes ya predefinido, pero aconsejamos que cada cual cree a su protagonista, que le atribuya las características que prefiera e incluso que haga un retrato y escriba una breve biografía. Esto, además, como ya estarás pensando podría servir más allá de la propia partida de rol que vamos a desarrollar.
¿Qué hay que hacer?
Debemos tener previamente definidos los objetivos que tienen que alcanzar los jugadores para lograr la victoria en la aventura. Académicamente, estaríamos hablando de los contenidos que van a aprender. Creemos probable que esta sea la parte más costosa, por este motivo estamos preparando una serie de entradas en el blog que publicaremos mientras dure la campaña de mecenazgo de Metrópolis, el juego de rol (¡comienza el 12 de mayo!) para que las puedas usar como idea. Y sí, incluiremos más en el propio libro.

¿Cómo hay que hacerlo?
Para que un texto narrativo funcione, debe tener coherencia y cohesión. Y guiando una partida de rol, no estamos haciendo otra cosa que crear un texto narrativo, aunque sea de forma oral. Cuando hablamos de coherencia, nos referimos a que lo que decimos debe tener sentido. No importa si el juego está ambientado en el mundo real o en un mundo imaginario, sea como sea, este mundo se rige siempre por unas normas lógicas y verosímiles. Todo lo que ocurra en la partida ha de ser coherente con el universo en el que se desarrolla. Y cuando hablamos de cohesión, queremos decir que esté expresado de forma que pueda ser entendido. Conviene utilizar un lenguaje claro, lógico y que esté al alcance de todos.
¿Cuánto dura esto?
En todo juego, el tiempo es fundamental; debe haber un comienzo y un final bien señalados. Recomendamos calcular concienzudamente cada una de las fases del juego para adaptar la partida a las sesiones que creamos oportunas.
¿Y después?
Al terminar puede ser muy productivo proponer un debate o una puesta en común para comentar lo ocurrido, evaluar lo aprendido y conocer las opiniones de nuestro grupo. Mejoraremos de cara al futuro y podremos pulir los errores.
Y, bueno, ¿qué? Echamos otra, ¿no?